Marc André Porret.
Misionero Suizo
Tecnólogo en Química.
Consejero Espiritual en Gloria B. Consultores en Salud Mental.

 

Nací en un pueblo en Suiza de 200 habitantes en su mayoría cristiana, mi familia no era la excepción.

En el pueblo había una sola profesora para toda la primaria y yo no le agradaba, tampoco yo me la llevaba bien con ella. Esto fue así por cinco años hasta que llegué a odiar ir a estudiar porque lo sentía como una cárcel. Yo amaba la naturaleza y las labores del campo, me crié con un fuerte sentido de la responsabilidad, al extremo de llevarme a que me cueste recibir tantos favores gratuitos que Dios nos da sin merecimiento. En esto Dios está haciendo conmigo su tarea de reconstrucción.

Desde niño quería viajar a alguna parte del mundo con mucha naturaleza y animales. Imaginaba la selva y me gustaba pensar que llegaría a conocerla. Durante mucho tiempo no tuve claro lo que quería hacer.

Siendo adolescente, un amigo me invito a viajar a Suramérica en viaje mochilero y conocí Peru y Brasil; mi amigo se devolvió a Suiza, mientras yo prolongué mi viaje por un tiempo. En esa época me daba pena conversar con la gente. Lo que más me conmovió fue ver cómo en Brasil había ríos de gente buscando a Dios, yendo a iglesias improvisadas hechas de palo y pensé que sería bueno ser misionero en esas tierras. Llegué a desearlo con alegría. A mi regreso a Suiza, un amigo en mi iglesia me sugirió ir a Colombia. Tan pronto me comenzó a hablar yo sentí y supe con mucha certeza, que era esto lo que estaba llamado a hacer.

Busque una escuela de español y quise estudiar en España, pero en lugar de eso se me abrió la oportunidad en México y Guatemala. Aprendí lo suficiente en diez semanas, y me vine a Colombia; de esto hace ya más o menos 25 años. Me radique en Bogotá, a donde me había sugerido mi amigo en Suiza. Inicié apoyando niños de familias disfuncionales o que estaban en riesgo. Yo tenía que ir al colegio público a hablar con las profesoras de los niños, apoyarlas también a ellas; ayudaba a los niños con las tareas, y los acompañaba por ejemplo a que comieran . Me di cuenta de que sin que yo hiciera nada en particular, los niños que no querían comer, conmigo lo hacían. Esto me alegraba mucho. Me pasaba todo el día con mínimo un niño en los brazos. Allí, al poco tiempo conocí a Bibiana quien hoy es mi esposa. Solo un año después comencé a cortejarla y a contemplar la posibilidad de que ella fuera mi esposa, la mujer de mi vida.

Aproximadamente tres años después comencé a trabajar con un grupo que se dedicaba al trabajo social y evangelismo con las tribus indígenas. Esto era para mi muy motivante: viajar y conocer un poco la selva y nuevas personas.

En estas zonas yo comencé a trabajar en pequeñas iglesias en las zonas rurales.

Visité, acompañé, enseñé, y organicé cursos para estas personas. En especial para los pastores de esas pequeñas iglesias a quienes percibí agotados.

Apoyamos también algunas iglesias en Bogotá en barrios marginados.

Mi esposa comenzó a estudiar educación especial y siempre se ha dedicado a esto con un amor y dedicación que yo admiro muchísimo. A los 7 años de casados, con nuestro primer hijo (Abraham, de apenas dos meses de nacido) nos fuimos para Suiza; allí me capacité como tecnólogo en química y trabajé 9 años en esta área. Nuestra vida era tranquila pero yo sentía que tenía que volver a Colombia.

Finalmente Dios nos invitó a volver a Colombia a la labor misionera.

Nos radicamos en Mariquita, a donde mi esposa sintió deseo de ir y tuvo puertas abiertas por su espíritu de servicio. A mi al principio me costó mucho en especial el ambiente de pueblo que era diferente a lo que había conocido antes al venir a Colombia.

Estuve enseñando filosofía en el bachillerato en el colegio del pueblo. Tuvimos durante este periodo a nuestros otros dos amados hijos Josué y Jemima.

Hice varios viajes misioneros.

Por esa época me vinculé con SEPAL que es una entidad misionera internacional que tiene como meta apoyar a las iglesias y el liderazgo.

Pastoreamos pastores y líderes. Me vinculé a Avancemos que es una misión que ayuda iglesias y líderes de zona rural.

Después de que mi hijo mayor se graduó de bachiller volvimos a Bogotá. Por esa época comenzamos a pensar en iglesia en casa y en esto conocí a Gloria Basto y posteriormente a las personas y profesionales que conforman su equipo GloriaB.

En su casa se reunía un grupo que se llamaba Isha (que significa Mujer, esposa de Dios) era diferente a otros grupos a los que había asistido. Había participación, una pasión fresca por Jesús, y una sinceridad poco usual. Gloria me invitó a hacer parte del grupo y a enseñar y predicar. Para mi ha sido una muy buena experiencia, esta iglesia en casa pues ha sido enseñar uno a uno y no en forma magistral. Hay mucha más interacción y retroalimentación y mucho menos jerarquía. También en este lugar he encontrado apoyo a mis no pocas depresiones y creo que Dios los usa también conmigo.

En 2012 conocí un ministerio muy hermoso: el ministerio de Intercambio de Vida que me ayudó a conocer la gracia más en la vida que en la teología, y después he estado laborando con esta misión.

En Gloriab Consultores yo apoyo con mi consejería a personas en su mayoría creyentes incluyendo a Gloria y a su equipo de trabajo. Creo que es un complemento espiritual al tratamiento que llevan personas que sufren y puedo ser más accesible para que la gente pueda expresar sus miedos y luchas lo cual es difícil en una iglesia grande y organizada pues no hay verdaderas posibilidades de ayudarlos así. Para poder hacer consejería espiritual es importante que las personas sientan esta necesidad, de lo contrario no va a servir mucho.

Espero continuar al servicio de las personas trabajando en Cristo y con El y para El , y caminar en los sueños de Dios para mí y para este país que quiero muchísimo.

*curriculum:

CONSEJERO Y COACH ESPIRITUAL AUTORIZADO Misionero Suizo (Sepal)

Más de 20 años de experiencia.

Coach Espiritual (Ministerio Intercambió de Vida) Cinco años de experiencia

Tecnólogo en Química.