Difícil realidad
Aunque parezca duro de asumir, estamos atravesando a nivel mundial un proceso de duelo, debido a la Pandemia Covid-19. Las personas que están perdiendo seres queridos durante esta época presentan dificultad; ya que estas pérdidas van acompañadas de factores o condiciones diferentes a lo que eran tiempo atrás. Por tanto, el proceso de duelo tiende a complicarse, presentándose bloqueo hacia esa situación o pudiendo llegar a hacerse patológico.
Muerte sin despedida
Una de las cosas que vuelve más complejo este duelo, es que no existe la oportunidad real de despedirse de una persona que ha sido afectada por este virus mortal. Normalmente (antes de todo esto), cuando una persona cercana se enfermaba de gravedad teníamos la oportunidad de visitarla y el parte médico nos iba preparando de alguna manera, para que si llegase el momento del desenlace fatal tuviéramos una “preparación”, en medio de la visita hospitalaria; sin embargo en la actualidad y ante la complejidad de hacer frente a esta enfermedad fatal, no contamos con eso.
Es por esto que saber o escuchar en los días que corren la frase: “La prueba del Covid resultó positiva” puede llegar a causarnos terror; ya que se asocia cualquier ingreso a un centro de salud, con la posibilidad de no volver a salir de allí, y lo peor de todo, la sentencia de morir solo sin la asistencia o compañía de ningún familiar.
Medios de Comunicación y Redes Sociales
Las imágenes que circulan en las redes sociales y medios de comunicación visuales o escritos, nos dejan ver las unidades de cuidado intensivo donde los pacientes se encuentran en estado de gravedad y estos genera una total contaminación visual; ya que no estábamos acostumbrados a tener acceso a esas áreas, las cuales nunca hemos concebido como un un lugar acogedor o lindo, pero la información que recibimos nos abruma y nuestra percepción se vuelve de total agobio.
Pensamos que si algunos de los que amamos o conocemos, les tocara entrar en estas unidades de cuidados intensivos, la probabilidad de no salir con vida es una amenaza latente; entonces si la persona llega a morir no tendremos la oportunidad de tener un contacto final; no estaremos en el lugar y esto nos limitaría en cuanto a poder sentir, se produce un dolor extraño o muy distinto.
Esto facilita el entrar en la etapa de negación y podemos cuestionar la identidad de la persona que murió, negando que sea nuestro familiar; luego viene una etapa de rabia donde empezamos a culpar al sistema, al virus y hasta a nosotros mismos, pensando en que pudo hacerse para evitar este desenlace. Es un tiempo muy difícil de manejar.
Duelo en el personal médico
Por otro lado el personal de salud está frente a una situación dramática, se están perdiendo algunas consideraciones sociales, el médico llega a sentirse frustrado no sólo porque no se le reconoce su labor (lo que se evidencia a través de las constantes demoras en sus pagos) porque también existe exposición a sus propias familias de ser contagiados por ellos mismos; sino que además existe un rechazo de parte de las otras personas y eso produce un profundo dolor.
Duelo en los más jóvenes. Niños
El duelo como proceso, también tiene lugar en los niños y adolescentes. Por ejemplo, en los duelos de los niños se piensa que es mejor no decirles nada por pensar subjetivamente que “ellos no entienden lo que pasa”. Si un niño es menor de dos Años no tiene la posibilidad de comprender lo que es la muerte, pero se da cuenta de la ausencia si la persona que falleció es muy cercana.
Cuando los niños son mas grandes y empiezan a comprender, los adultos muchas veces guiados por mitos, no hablamos la verdad; usando eufemismos empezamos a decir cosas que confunden. Es importante trasmitir a los niños que la persona murió. Entre los 2 y los 7 años los niños van a estar preguntando; ya que no tienen claridad de la verdad universal de que todos vamos a morir y que la muerte no es ir y volver.
En importante darles claridad. Después de los 8 años, los niños comprenden mejor que no hay nadie que escape de la muerte y sobre todo que no se vuelve de ella. Es muy delicado tratar de explicar el tema con ideas que no son claras, como en el caso de decirle al niño: “el abuelo te está mirando” eso le genera al niño pánico; empieza a sentir que hay fantasmas y al tener una mala actitud o forma de actuar errada, podría reconocerlo motivado a que piensa que su abuelo lo miro.
Con el niño toca ser claro. En esto juega un lugar importante la fe. La eternidad es un tema que tocará se explicado en su momento. Los niños no entienden muchas cosas.
Los niños tienen muchas ideas “animistas” y estos ven todo animado, debe ir recibiendo información de acuerdo a su capacidad, y si existen procesos de duelo en los niños que no se superan, es importante darles apoyo profesional. También existen otros niños que sufren enfermedades terminales, como la leucemia por ejemplo, y para estos también es muy importante aclarar su situación y acompañarlos desde un punto de vista profesional, ya sea con psicólogos o psiquiatras.
Verdades para comunicar a los infantes
La muerte, el dolor y el sufrimiento son inherentes a la vida. Existe una tendencia de decirle al niño que nunca fracasará y que sus padres estarán siempre con él, lo que terminan siendo afirmaciones confusas. Es importante que el infante pueda procesar estos temas. La muerte es parte del proceso de la vida. Después de los 6 años, al niño se le debe hablar con la verdad; porque decirle que la persona en lugar de morir “se fue”, podría generar en él una sensación de abandono. Podemos decirle que la persona ya no está como la conocíamos. Cuando el niño va construyendo su vida espiritual en esa misma medida pueden trasmitirse la idea de eternidad, alrededor de los 9 años. Es importante encontrar la sabiduría para hablarles a los niños
Duelo en los adolescentes
En el caso de los adolescentes el duelo es muy diferente El adolescente “adolece”. Suele sentir faltantes en todos lados y es común que juegue con la idea de la muerte de forma normal. Está en el proceso de desprenderse de la infancia, y crecer suele ser doloroso, lo que puede llevarle a encontrar una salida en la muerte. Le es sumamente difícil la mayoría de las veces, el hablar íntimamente de sus sentimientos o abrir realmente su corazón frente a los adultos.
Un mal de todos
En general, todos estamos atravesando el duelo de la perdida de nuestra tranquilidad, de poder salir a la calle sin que una máscara nos cubra el rostro, y eso aún sin darnos cuenta, va produciendo un duelo. Todas esas actividades que se han pospuesto o que ya no podremos realizar como pensábamos, tales como: planear el descanso y diversión que produce un viaje, tener tiempos de ocio y de recreación, compartir con otros, pérdida del trabajo y hasta del sueño son situaciones que nos colocan en posición de duelo.
Como sociedad estamos viviendo un duelo. Algunos estamos en la etapa de shock, otros en negación o rabia. Hablamos y escuchamos las teoría de otros sobre el control del gobierno, de que el virus es una gran mentira, de conspiraciones y otros tantos argumentos que giran en torno a la pandemia. Algunas personas con rabia identifican a los malos, en el afán normal de buscar culpables También encontramos los que socialmente están en proceso de aceptación; finalmente cada uno está procesando el duelo de manera personal. Lo importante es transitar cada etapa con un acompañante, y así saber cómo procesar.
Estamos perdiendo los sueños, viéndolos transformarse en imposibles. Es muy grave perder el poder adquisitivo, tener que pedir ayuda y no contar con lo que era normal en nuestra vida; y como estábamos acostumbrados a esto, nos cuesta mucho.
¿Qué podemos hacer?
Ante esto, hay recomendaciones que podemos tener en cuenta si deseamos atravesar el duelo y salir de él:
🔅Es importante no refugiarse en una sola actividad
🔅Mezcle actividades
🔅Aunque sea por la vía virtual, mantenga un contacto con las personas
🔅Relaciónese más
🔅Cambie de actividad cognitiva
🔅Profundice en su vida espiritual y su búsqueda del sentido de la vida
🔅Revise como es ese “Yo” y como todo ese que es, logra ponerlo al servicio de otro
🔅Revise si está dentro de su propósito o solo se ha estado moviendo por otros intereses
🔅Pregúntese: ¿Quién dirige mi vida? y ¿Qué tanta confianza tengo en mí?
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